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domingo, 3 de octubre de 2010

Es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistís en permanecer más allá del tiempo necesario, perdes la alegría, el sentido del resto. Hay que cerrar círculos, puertas, o capítulos. Como quieras llamarlo, lo importante es cerrarlos, dejar ir momentos que se van clausurando. ¿Terminó tu trabajo? ¿Con la relación? ¿No más en esa casa? ¿Tenes que irte? ¿La amistad se acabó?Podes pasar todo tu tiempo «revolcándote» en porqués, en rebobinar el casette tratando de entender por qué sucedió tal o cual hecho.
El desgaste será infinito porque en la vida, vos, yo, todos y todas estamos abocados a cerrar capítulos, pasar la hoja, terminar con etapas o momentos y seguir adelante. No podemos en el presente añorar el pasado, preguntándonos por qué sucedió, hay que soltar, desprenderse.
No podes ser niño eterno, adolescente tardío, empleado de empresa inexistente, ni tener vínculos con quien no queres estar vinculado. No. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! A veces es importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, vender o regalar libros.
Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, desprenderse. En la vida nadie juega con cartas marcadas y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, pasar la hoja, vivir solo lo que tenemos en el presente. El pasado ya pasó.
Noviazgos o amistades que no clausuran, posibilidades de «regresar» (¿a qué?), necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, silencios que te invadieron. ¡Podes enfrentarlos ahora,! Si no, déjalo ir, cerra capítulos. 
Pero no por orgullo ni soberbia, sino porque vos ya no encajas ahí, en ese lugar, en ese corazón, en esa casa, en ese escritorio, en ese oficio. Vos ya no sos el mismo que te fuiste hace dos días, tres meses, un año, por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cerra la puerta, pasa de hoja, Cerra el círculo. :)